Introducción
Nuestro despacho de asesoramiento no se centra en resultados empresariales a corto plazo, pero vale la pena señalar que la mayoría de las compañías del mundo desarrollado, las cuales forman parte de los principales índices de renta variable, reportaron beneficios muy sólidos esta primavera cuando la economía occidental salió disparada de la pandemia.
Los billones de euros de ayuda inyectados a la economía por los gobiernos europeos (combinado con las limitaciones de consumo vividas durante la pandemia) han creado algunos de los balances familiares más saludables para los hogares europeos que se recuerden. A medida que la sociedad reabre, los consumidores responden gastando dinero sin impedimentos. Las ventas de casas, automóviles, motos de agua y vehículos recreativos se están disparando. La tasa de inflación de la UE hoy es del 3% o más. La más alta en años, ya que la demanda supera a la oferta (escasez) de materias primas, productos de consumo, industriales y, lo que es más importante, mano de obra.
Esta marea creciente de ingresos y consumo debería seguir dando soporte a los resultados de las compañías. Dicho crecimiento, incluso si estuviera espoleado por la inflación, contribuiría en gran medida a “respaldar” las altas valoraciones de las acciones hoy, las cuales llevan algunos años cotizando a múltiples históricamente altos. Esta es la parte positiva.
La parte no tan buena es que la tasa de inflación actual es sustancialmente más alta que la tasa a la que el gobierno, las empresas o los consumidores pagan para pedir dinero prestado. Eso se traduce en que incluso cuando la inflación supera el 3% en Europa, los bonos (renta fija) europea a 10 años pagan un 0%. Como ejercicio matemático, si un inversor en bonos pensara que la tasa de inflación promediaría “solo” un 2% durante la próxima década, estaría, en efecto, pagando 1.000 € hoy por el derecho a recibir 0€ al año en ingresos durante 10 años, y un valor real de su inversión de aproximadamente 820€ a vencimiento (2031, 1.000€ devaluados al 2% anual de inflación durante 10 años).
Ninguna persona en su juicio haría eso. Sin embargo, el Banco Central Europeo y otros muchos inversores de bonos lo están haciendo (¿Quién no tiene un fondo de renta fija EUR?). La Unión Europea puede inyectar enormes cantidades de dinero en la economía de forma muy, muy barata porque el BCE está dispuesto a comprar (a pérdidas) bonos del Tesoro y otros instrumentos de deuda para mantener bajo el coste de los préstamos.
Mientras tanto, grandes cantidades de dinero “gratis” se están abriendo paso en los mercados de acciones, criptomonedas, casas, automóviles, barcos y todo lo demás.
Si bien los inversores nunca deben invertir más de lo que pueden permitirse perder, retirar dinero simplemente porque el mercado esté subiendo no ha sido históricamente una estrategia ganadora. Si bien, es posible que no todo sea una subida en línea recta, los inversores con una cartera con amplia diversificación deberían simplemente mantener el rumbo.
Invertir, es una serie de costes de oportunidad
Como inversores, nos dedicamos a asignar capital de forma inteligente. Con un capital limitado a nuestra disposición y varias alternativas, surge el concepto crítico de coste de oportunidad.
El coste de oportunidad se define como el valor de la segunda mejor opción, a la que renunciamos cuando tomamos una decisión. En un mundo en el que las alternativas son mutuamente excluyentes y debemos elegir A sobre B, o B sobre A, nuestro coste de oportunidad sería la ganancia potencial de B si elegimos A, y viceversa.
El mercado de acciones ha demostrado ser uno de los vehículos de mayor generación de riqueza de la historia. La mayoría de las empresas más importantes del mundo cotizan en bolsa y cualquiera tiene la capacidad de invertir en ellas.
Una estrategia de renta variable bien diversificada ha demostrado ser un muy duro oponente a largo plazo y ha superado muchas, sino la mayoría de las alternativas de inversión históricamente disponibles para los inversores.
Desde 1950, el rango de rentabilidad anual por parte de un índice de referencia como el S&P 500* en un año cualquiera ha ido del +47% al -39%. Sin embargo, para cualquier período de 5 años, ese rango anualizado es de +28% a -3%, y para cualquier período de 20 años, es de +17% a +6%. En resumen, desde 1950, nunca ha habido un período de 20 años en el que los inversores no ganaran al menos un 6% de promedio al año bajo una estrategia ampliamente diversificada de Buy&Hold en acciones (6%x20años= x3 de su inversión inicial). Aunque rendimientos pasados ciertamente no garantizan rendimientos futuros, la historia muestra que no hay muchas alternativas con una probabilidad de éxito tan alta a largo plazo.
*(es una referencia de peso para una estrategia global de inversión por la amplitud de sus sectores y alcance global de sus compañías)
El triple en veinte años es básicamente mi coste de oportunidad personal. Por supuesto, cada inversor tendrá su propio coste de oportunidad, que vendrá determinado principalmente por su tolerancia a la volatilidad de sus inversiones. Pero como inversor, tengo una sencilla regla cuando analizo una nueva oportunidad de inversión, esta tiene que ser siempre “bastante mejor” que mi coste de oportunidad.
Por simplicidad, podríamos utilizar como coste de oportunidad la inversión pasiva en un índice de acciones como el MSCI World, y podemos utilizarla incluso como competencia directa de cualquier oportunidad de inversión, sea inmobiliaria, en una empresa local, alguna compañía del Ibex35 o cualquier estrategia ofrecida por su entidad bancaria.
“Las personas inteligentes toman decisiones basadas en costes de oportunidad; en otras palabras, son sus alternativas las que importan. Así es como tomamos todas nuestras decisiones». -Charlie Munger.
Las palabras de Munger tienen implicaciones importantes para los inversores. Si esperas lograr un nivel mucho más alto de rendimiento de una inversión que en otras, ¿por qué deberías continuar asignando capital al resto de opciones? Con demasiada frecuencia, los inversores sucumben al síndrome de «hacer algo» y relajan sus estándares para las inversiones que se les presentan, en lugar de mantener firmes exigencias para cada nueva oportunidad.
La excusa común de muchos asesores para producir retornos netos mediocres al cabo de los años es que sucumben al mantra de mayor complejidad, experiencia, comisiones elevadas, volatilidad “controlada” o una supuesta capacidad superior para navegar la volatilidad. Es un mensaje deshonesto que se está aprovechando de la ignorancia financiera de la mayoría de la gente; una estrategia pasiva bien diversificada a lo largo del tiempo tiene cero riesgos de pérdida permanente de capital y un resultado más que probable de una buena rentabilidad. Cuando tu asesor salta de un lado a otro recurrentemente, busca el momento oportuno para entrar o solo habla de retorno absoluto, está agregando riesgo. Y ese riesgo, es el de ni siquiera obtener rendimientos medios (los de un índice).
El capital es finito y siempre conlleva un coste de oportunidad, que es, lo que puedes hacer con la siguiente mejor alternativa. Si tu siguiente mejor alternativa es un 1%, tu coste de oportunidad es un 1%, y si es el 10%, el coste es el 10%, sin importar lo que diga cualquier genio de las finanzas. Recuerda que el mejor uso para tu capital siempre debe medirse por el siguiente mejor uso posible.
Si una inversión no obtiene el rendimiento que podría obtenerse en otro lugar, entonces, desde el punto de vista de un inversor y bajo un prisma práctico, esa inversión destruye valor/riqueza. Dicho de otra manera, si el rendimiento del capital no es igual o mejor que el coste del capital (lo que podrías ganar en otra parte), entonces la inversión, en efecto, está destruyendo valor para el inversor a largo plazo.
Como inversores debemos revisar periódicamente la estimación de rendimiento a largo plazo de nuestras inversiones, ya sean fondos de inversión o los resultados de nuestro asesor financiero. Si el rendimiento cae por debajo del disponible en simples inversiones pasivas, entonces es hora de reemplazar la inversión por una superior. Muchos inversores son algo “perezosos” y no realizan un análisis riguroso del coste de oportunidad de forma regular. Cada EURO gasta/paga lo mismo, y los inversores deben esforzarse por lograr el mayor rendimiento de su inversión por cada euro invertido.
Se exigente.
Alexandre García Pinard