Carta a inversores, 1º Cuatrimestre 2022

Introducción

“Céntrate en el largo plazo”. Lo decimos tanto que corre el riesgo de convertirse en un cliché, pero es, con diferencia, lo más importante que podemos hacer por nuestros clientes.

También es lo más difícil de hacer, especialmente cuando las noticias envuelven una tragedia humana real, como el conflicto en curso en Ucrania o la pandemia del COVID-19. Sin embargo, nuestro papel esencial como asesores es ayudar a nuestros clientes a ver a través del ruido y mantenerse enfocados en lograr sus objetivos financieros a largo plazo.

Nuestro objetivo es el de hacer crecer el capital a unas tasas atractivas durante largos períodos de tiempo, pero se espera, que en ocasiones se produzcan retrocesos en la búsqueda de ese objetivo. Las caídas no son divertidas, por supuesto, pero creo que aguantarlas a cambio de atractivos retornos a largo plazo es un intercambio que vale la pena realizar.

Los mercados están reaccionando a los desequilibrios. Teníamos una cadena de suministro global perfecta, se rompió. Teníamos salud y longevidad, tuvimos el Covid-19. Teníamos dinero fácil, tuvimos inflación. Teníamos cripto, se desplomó. Tuvimos abundante comida, ahora hay escasez. Las acciones tecnológicas eran el nuevo mañana, el Nasdaq cayó un 28%. Las autoridades monetarias tenían todas las respuestas, ahora tienen pies de barro.

Es todo un poco chocante. Hay señales en todas partes de que estamos en medio de grandes cambios. Y es abrumador a veces. Hay muchas definiciones de un mercado bajista, la mayoría de uso limitado. Casi todo está en negativo el último año, lo que significa que cualquiera que haya comprado en esos últimos meses está perdido dinero. Eso duele y es toda la definición de mercado bajista que la mayoría de la gente necesita.

Para nosotros, solo hay dos clases de activos reales. O eres propietario o prestamista. Podrás dividir el mundo de las inversiones de mil maneras, pero todo puede clasificarse como el que posee algo, una acción, o el que presta algo, un bono.

En este momento, con todos los sobresaltos e incertidumbre, encuentro reconfortante ser propietario de muchas empresas, empresas grandes, que cotizan en los mercados financieros, que están bien administradas, son competidoras a nivel mundial, son de todas las industrias y brindan productos y servicios regularmente a nuestra vida cotidiana.

La historia nos ha demostrado que, el ingenio humano y el capitalismo basado en un libre mercado, son extremadamente buenos para impulsar al capital a su mayor y mejor uso y, con el tiempo, este proceso genera progreso, prosperidad y rendimientos.

Por lo que, mientras que los precios de los activos se están reajustando por todas partes, estos se equilibrarán. Una bajada temporal no es lo mismo que pérdida permanente. Los mercados financieros están en continua transición, unas veces bruscamente hacia arriba y otras muchas hacia abajo, es una constante. Y como bien señaló Peter Lynch: «La verdadera clave para ganar dinero en acciones es no asustarse con ellas».

Inflación

A medida que los inversores evalúan las probabilidades de diferentes resultados, estos se enfrentan a un cambio de régimen en la economía, en los mercados financieros y en la geopolítica que la mayoría no ha visto en su vida profesional.

La inflación es la más alta en los últimos 40 años, los precios de la energía se han disparado; y la pandemia de COVID-19 continúa teniendo efectos profundos en la forma en que vivimos y trabajamos.

Rusia ha invadido Ucrania, causando un sufrimiento y una destrucción inimaginables y parece que las ramificaciones geopolíticas se desarrollarán durante muchos años y no en unos pocos meses como algunos creían. Además, parece que la era de los bajos tipos de interés y la baja inflación ha llegado a su fin. Gasolina, alquiler, comida, casi todo cuesta más hoy que hace un año, mucho más.

Tanto los datos de inflación actual como las expectativas de inflación a futuro han aumentado considerablemente desde finales del año pasado. Tristemente, la guerra en Ucrania está agravando la situación, especialmente en lo que se refiere a dos de las necesidades más básicas que cada persona en la tierra tiene: alimentos y energía.

Las sanciones relacionadas con la guerra y las interrupciones en la cadena de suministro han provocado que los precios de la energía, los alimentos y los fertilizantes aumenten significativamente en los últimos meses. Incluso las cadenas de suministro que no se ven afectadas por la guerra se estiran y se alargan debido a la política de cero transmisiones COVID en China, que ha obligado a grandes ciudades a cerrar por completo, incluyendo sus industrias y puertos.

Todo esto, está empujando las expectativas de tipos de interés al alza, dejando a la máxima autoridad monetaria, bancos centrales, en una encrucijada. Eleva los tipos de interés demasiado rápido para contener a la inflación y la economía podría “pararse” e inclinarse hacia una recesión. Aumenta demasiado lentamente y la inflación seguirá aumentando, alimentando aún más algunos de los excesos en los mercados y elevando las expectativas de más inflación, creando así una espiral de la que probablemente será difícil escapar.

Pero incluso, si supiéramos con certeza que nos dirigimos hacia un período de alta inflación, ¿deberíamos hacer algo con nuestras inversiones?

Por un lado, la cura para precios altos son los precios altos. Dicho de otra manera, los precios altos conducen tanto a una respuesta positiva de la oferta como a una respuesta negativa de la demanda a lo largo del tiempo. Y por otro, creo firmemente que poseer negocios (acciones) que transmiten esas subidas de precios a través de sus productos y servicios es, con mucho, el mejor y más seguro lugar para proteger nuestros ahorros en un entorno inflacionario.

Cuando se trata de inflación y de tasas de interés altas, estas dos fuerzas trabajan una contra la otra en el mercado de valores. Si bien las tasas de interés más altas, tienden a reevaluar a la baja las valoraciones de las acciones, la inflación tiende al efecto contrario y a subir los precios. Es por eso por lo que los mercados bursátiles de todo el mundo suelen funcionar bien en economías inflacionarias, al menos nominalmente.

Con inflación, los precios de los activos tienden a aumentar a una tasa nominal alta, incluso si, debido a la inflación, el poder adquisitivo no mejora mucho. La historia nos ha demostrado que el mercado de acciones es una buena alternativa frente un período inflacionario.

No por casualidad, en acciones es exactamente como se posicionan las carteras de nuestros clientes predominantemente, propietarios de muchos negocios y pocos bonos. No porque predijéramos este entorno, sino porque creemos firmemente que ser accionistas es la estrategia óptima para casi cualquier inversor con un enfoque a largo plazo.

Rendimientos

El mercado de valores comenzó el año con una volatilidad poco predecible. Sin embargo, esto es normal. La relativa calma del año pasado, cuando el MSCI World subió constantemente con solo una pequeña corrección del 5%, fue anormal. Las caídas de al menos el 10% ocurren en aproximadamente el 50% de los años. Es probable que la volatilidad del último cuatrimestre siente peor de lo que es solo porque hemos olvidado cómo eran los mercados que bajan.

Al final del primer cuatrimestre la mayoría de las carteras asesoradas por el despacho acumulaban un resultado negativo este 2022. A pesar de ello, algunas decisiones de inversión tomadas estos últimos años han ayudado a amortiguar los fuertes golpes que muchos inversores están experimentando ahora en sus carteras.

Debido a los tipos negativos durante esos últimos años, hemos infra ponderado masivamente la asignación a bonos en las carteras. Eso nos ha permitido minimizar el impacto negativo en una de las pérdidas de valor más abultadas desde 1970 (-8,6% el 1º cuatrimestre). Cumpliendo así el activo, su nomenclatura peyorativa de la década de 1970 como, “certificados de confiscación”.

También nos alejamos de la concentración excesiva en tecnología o acciones de crecimiento que debido a la pandemia subieron verticalmente a las nubes y desde noviembre del año pasado han bajado al infierno con caídas muy significativas. Y a pesar de que algunos clientes expresaron su deseo de invertir en el espacio de las criptomonedas, declinamos, no porque estemos en contra de las de ellas, sino porque nos resultó demasiado difícil diferenciar a los eventuales ganadores de los perdedores.

En resumen, jugamos nuestras cartas bastante bien en la distribución y composición de las carteras de nuestros clientes, lo que a veces puede pasar desapercibido o ser poco gratificante. Después de todo, aunque es bueno saber que tu cartera ha caído menos, a nadie le gusta verla caer.

En un tono un poco más técnico, las carteras se mostraron menos sensibles a las caídas durante los turbulentos meses del primer cuatrimestre, gracias, entre otras cosas, a que en las acciones no ponderamos en exceso el mercado americano, “tal como marcaría el manual clásico de inversión”, en la parte indexada preferimos dar más bien un peso más equitativo geográficamente, sobre ponderando mercados como el europeo, emergente o asiático. Además, un aspecto relevante a destacar fue el papel que jugaron algunos gestores activos en las carteras de inversión. Cartesio, Azvalor, Artisan, First Eagle, Magallanes o Berkshire, fueron claves para aportar un diferencial positivo en un año donde la mayoría de las inversiones acumulan pérdidas. Otros aspectos relevantes, fueron la subida del dólar que nos afectó positivamente y la baja ponderación en bonos tal como hemos mencionado anteriormente.

También, uno de los atributos menos apreciados, pero igualmente importantes, que vemos durante los períodos de caídas como el actual, es la capacidad de nuestros clientes para mantener el rumbo, y permitir que el capital siga creciendo sin interrupción, a pesar de la variación de sus inversiones a corto plazo y la presión emocional que ello conlleva.

A medida que aumenta el volumen de información disponible y accesible para todos, el temperamento, más que el coeficiente intelectual, cobra una mayor relevancia relativa para lograr el éxito en las inversiones a lo largo del tiempo. Un cierto nivel de inteligencia es necesario por supuesto (sobre todo para tu asesor), pero, por encima de eso, el temperamento de nuestros clientes para controlar los impulsos que dañan las carteras de inversión se convierte en el factor más determinante para lograr o no un resultado exitoso. Son esos impulsos los que interrumpen la capitalización y, a menudo, condenan al inversor indisciplinado a rendimientos inferiores.

Conclusión

Si bien todos deseamos que los mercados solo suban, todo inversor racional sabe que eso no es la realidad. Los clientes más experimentados conocen el funcionamiento, han pasado por uno, dos o más ciclos del mercado. Por lo tanto, puede que a nuestros clientes más nuevos les sorprenda y les incomode que estos tiempos de mayor volatilidad sean realmente muy beneficiosos para las rentabilidades futuras de sus carteras.

Reconozco que somos afortunados de tener inversores que comparten nuestra filosofía en una estrategia orientada a largo plazo. Esto es más que una pequeña ventaja, ya que nos permite centrarnos en generar riqueza en lugar de gestionar a corto plazo.

Alexandre García Pinard

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